Una de las características del mundo en la actualidad es la globalización. Este fenómeno va más allá de lo comercial y lo cultural. Millones de personas viajan a diario por motivo de placer o negocios.
Lamentablemente es probable que durante estos viajes las personas puedan fallecer lejos de sus hogares y ya sea por petición familiar, o por un deseo expresado antes de morir, sus restos deben ser sepultados en sus países natales.
Esta situación tiende a convertirse en un verdadero drama para los familiares, ya que, en muchos casos las condiciones del fallecimiento, los trámites y las normativas de cada país, dificultan que las personas sean preparadas, trasladadas y sepultadas a tiempo. A esto se le llama Repatriación de restos mortales.
¿Cómo funciona la repatriación de restos mortales?
Los procedimientos que se deben realizar a la hora de trasladar un cuerpo a otro país dependerán del tipo de tratamiento que vaya a recibir el cadáver. En el caso de las cremaciones, los trámites son mucho más sencillos, ya que las cenizas pueden viajar libremente sin ninguna regulación que determine su tránsito.
No ocurre lo mismo cuando se trata de trasladar cuerpos en los féretros. En este caso, se debe realizar la solicitud del cuerpo. Este puede ser trasladado exclusivamente en avión y su petitorio puede ser realizado por los familiares o el consulado del país de origen.
Además de la petición, los solicitantes del cuerpo de un fallecido deben tramitar los traslados a través de una funeraria y cumplir con los siguientes requisitos: presentar el pasaporte del fallecido, el certificado de defunción, el permiso de inhumación, el acta de embalsamamiento, la carta consular y la filiación del fallecido.
Adicionalmente se deben completar algunos datos asociados a la persona responsable del cuerpo durante el traslado, el aeropuerto de destino y los datos del camposanto en el que será sepultado. Estos requisitos son aprobados o no por las autoridades sanitarias del país en el que se produjo el deceso.
En algunos casos es requerido, incluso, el solvento de algunos trámites de aduana. Ya que algunas causas de muerte tienen implicaciones especiales que requieren incluso el pago de aranceles para ingresar al país de nacimiento del fallecido.
Un seguro para afrontar este difícil momento
Cuando analizamos todo este contexto desde un punto de vista psicológico, parece humanamente imposible lidiar con estos trámites cargando a cuestas el dolor por la muerte de un ser querido. Para los familiares, se convierte literalmente en una pesadilla devolver a los difuntos para ser sepultados en sus países.
Además, resulta absurdamente costoso. Pocas personas cuentan con un presupuesto para atender con rapidez todos los trámites que se desprenden del fallecimiento y repatriación de un cuerpo que deba ser sepultado.
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Lo más conveniente es prevenir y poder contar con la cobertura de BMI Unique puede hacer de estos difíciles momentos más llevaderos.
